¿Hacia dónde voy?
“Sali a recorrer la ciudad y me encontré con que la gente
piensa dos veces a donde ir”, expresaba Josefina con el ceño fruncido. La
ciudad comienza a palpar lo que será un mes (y los siguientes) con total
incertidumbre. Puesto que, a pocos días de las fiestas y cierre de un año raro,
la gente piensa en más de una opción para sus planes vacacionales.
“Está difícil
comprender hacia donde irá la gente cuando sale a comprar”, relatan algunos
vendedores de la zona del microcentro de la capital. Las situaciones económicas
no son las mejores, claro está; pero, todavía es posible encontrar distintas
opciones dentro del menú.
Para la
parte importante de las fiestas, han crecido las opciones gastronómicas y los
puntos a visitar. La apertura de bares y pubs presentan un abanico de opciones,
algunos más tentadoras que otras, para el público en general.
Pero a la par, se agregan las variantes de los
comercios de delivery, o conocidos como “fast food” (comida rápida, de su
término en inglés). Con sus ofertas en empanadas, hamburguesas y distintos
platos que complementan una cena. Sin olvidarnos, de los pollos al spiedo, asados,
pastas y ensaladas.
En cuestiones de dinero, la gente piensa y
vuelve a pensar sobre que le conviene y en dónde ahorra más. Lo más complicado
que afrontan los locales, es poder acercarle al público una opción atractiva,
pero económica. Es la mayor dificultad para todo emprendimiento o negocio tras
esta pandemia.
A la vera de las interrogantes: ¿qué cenar en
las fiestas? y ¿qué regalar?
En un recorrido por las tiendas de la peatonal Junín, en el microcentro correntino, los precios son llamativos. Tomados como ejemplos las tiendas: Rigars, Chivas, Casa Ruiz, castellanas.
Si la opción es ropa, hay que tener en cuenta que arrancan en $1500
chombas y remeras para hombres. Y en $800 para las mujeres. Además, de existir
las ofertas por liquidación donde los precios son más bajos.
Con respecto a
los pantalones o jeans, mismo precio que las chombas, $1500. Y si la opción es
zapatos, los precios ya rondan los $2000. Parece difícil que haya una demanda
alta, pero las esperanzas para los vendedores persisten. Sobre todo, para los
que se encuentran en las zonas más alejadas o las tiendas de los barrios.
La suba tan marcada “se corresponde obviamente con la devaluación
que sufrió el peso en lo que va del año”, explicó Miguel Calvete,
presidente de Indecom (Instituto de Estudios de Consumo Masivo). En un artículo
que publicó el portal Infobae, sobre los precios y ventas en estas fiestas,
agregó que los vendedores especulan con las ventas. Esto nos explicaría, en
parte, la suba de los precios.
De todas formas, las
fiestas continúan siendo una oportunidad fuerte de ingresos para los comerciantes.
Fueron nueve meses de un párate económico importante, y definitivo para
algunos.
Todavía quedan un par de
días para tratar de resolver algunas de estas cuestiones. Lo importante
continúa siendo el disfrute, en familia o de quien nos rodee para estas
fiestas. Año atípico, rarísimo, pero al que hay que ponerle una sonrisa y el
hombro, como desde hace tiempo.