Roberto Rubén Risini, excombatiente de la Guerra de Malvinas, integró el Regimiento 6 de Mercedes, designado a una de las zonas más duras del conflicto.
Partieron desde Comodoro Rivadavia sin conocer a dónde llegarían. A las 23.45, el avión aterrizó y un capellán del Ejército les confirmó que estaban en Malvinas.
Permanecieron una semana en el aeropuerto, donde descargaban aviones.
Una fotografía tomada en ese momento se hizo conocida. En ella se los ve con un diario en las manos. Risini, el segundo en la imagen, pidió que la sacaran con la esperanza de que su padre supiera que estaba allí.
En su regimiento murieron dos suboficiales y ocho soldados, entre ellos un amigo cercano. Nada había preparado a esos jóvenes para la guerra.
El frío, la falta de alimentos y las condiciones extremas fueron su rutina. Incluso pasaron ochenta días sin bañarse, con la misma ropa, siempre húmeda.
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En pocas palabras, con censura. Malvina Soledad R. |
La comida escaseaba. Solo fideos y una galleta por grupo, una vez al día. Risini perdió 16 kilos.
El regreso fue amargo. Llegaron un viernes por la noche sin recibir reconocimiento y debieron esperar hasta el domingo para reencontrarse con sus familias.
Al pisar suelo continental, encontraron montones de cartas de sus familiares que nunca les habían entregado.
A pesar del respeto y el cariño de la gente, Risini sentía que no era suficiente del lado estatal. "Fuimos a la guerra por un deber con la patria. No fuimos por voluntad propia", remarcó.
En aquel tiempo, el servicio militar era obligatorio. Quienes no lo cumplían eran considerados desertores. Muchos que ya habían sido licenciados en 1982 fueron reincorporados y enviados nuevamente al frente.